FOBIA A TRAGAR
La fobia a tragar se caracteriza normalmente por la dificultad en ingerir determinados alimentos, normalmente de tipo sólido o con determinadas texturas que hacen que la persona los evite de forma habitual o utilice ciertas estrategias para ingerirlos. Normalmente, aunque cada caso es diferente, nos encontramos con casos de personas que evitan comer ciertos tipos de alimentos por su textura (jamón, ahumados, panen, calamares, etc) o por tener pequeños huesos como la carne de conejo o pescados por temor a clavarse alguna espina. Otras fuentes habituales de problemas son el ingerir pastillas de cierto tamaño o frutos secos o similares.
La Fobia a tragar es un problema de ansiedad, más concretamente una fobia específica, pero en ocasiones puede generar verdaderas dificultades en quienes la padecen por restringirles enormemente el tipo de comidas que pueden hacer. La persona suele temer el poder atragantarse y asfixiarse y por ello, además de evitar ciertos tipos de alimentos, suele emplear conductas de seguridad como beber abundante agua, masticar muchísimo las comidas, trocear lo máximo los trozos de comida, triturarla, etc.
Normalmente este tipo de problemas pueden tener orígenes diversos; desde episodios de atragantamiento que sensibilizan a la persona hasta (lo más común) periodos de estrés en la vida que hacen que las reacciones fisiológicas de ansiedad se centren en la zona de la garganta y en el mecanismo de tragar. Toda esta situación se suele complicar por el proceso lógico de atención selectiva que se presta el hecho de masticar, tragar y a las sensaciones de la garganta, lo que hace que se produzca una amplificación de las mismas. A su vez, este problema puede condicionar la vida la vida a la hora de hacer comidas fuera de casa, celebraciones familiares, pues la persona está constantemente vigilante ante qué amenazas alimentarias se puede enfrentar, si le van a hacer comer esto o aquello o a la vergüenza de que los demás se diesen cuenta de que hace cosas “raras” con la comida. La perdona que padece este problema no presenta ningún tipo de disfunción o estrechamiento en la garganta, pero al focalizar su atención en la acción motora de tragar, digamos que la desautomatiza y le provoca una sensación de bloqueo haciéndole creer que no puede ingerir determinados alimentos
El tratamiento psicológico de este tipo de problemas no suele ser complicado aunque requiere una evaluación minuciosa y detallada del perfil de evitación y alimentos que le generan dificultad para poder diseñar una intervención a medida del paciente. Normalmente, se suele usar terapia de exposición de forma muy progresiva, junto con experimentos conductuales propios de la terapia cognitiva y los resultados son bastante buenos.